Es absolutamente imposible dar a un futuro peregrino toda la información que va a necesitar en el Camino. Algunos veteranos que ya lo han realizado, confeccionaron esta lista con un centenar de consejos de esos que casi nunca se mencionan en las guías y que muy bien podrían resumirse en uno solo: ten sentido común.
Antes de ir:
Si has decidido ir este año al Camino de Santiago, intenta al menos que no sea en agosto.
Las mejores épocas son primavera y otoño. En verano está masificado y el sol aprieta. En invierno está solitario y hace frío.
No se te ocurra ir pensando que está chupao. Si habitualmente no caminas largas distancias es muy posible que tengas que retirarte a los pocos días.
Hazte un chequeo médico y en especial visita al podólogo para saber si te conviene llevar plantillas u otro elemento ortopédico.
Ponte en contacto con la asociación de amigos del camino más cercana. Ellos te dirán donde puedes obtener el carnet de peregrino y otra información valiosa. Puedes consultar el listado de asociaciones
Lee todo lo que puedas sobre el Camino historia, leyendas, anécdotas, vivencias, arte…
Comportamiento:
Actúa pensando que no eres el primero ni el único peregrino.
Un aforismo del Camino resume perfectamente cómo debes comportarte: «El turista exige, el peregrino agradece».
Cierra las verjas y vallas que encuentres en el camino. No entres en sembrados y no molestes a los animales.
Respeta la propiedad y la intimidad de las personas. No siempre tienen ganas de hablar ni de compartir su tiempo y experiencias.
No lo tomes como un entrenamiento o una competición. Disfruta de él y de todo lo que representa. No es obligatorio ser creyente para empaparse de su esencia.
Respeta los oficios religiosos. No los interrumpas y muéstrate respetuoso en las iglesias: entra con ropa adecuada, pide permiso para hacer fotografías y manténte en silencio.
Transporta la basura hasta los pueblos y échala en los contenedores. La AACS de Madrid retiró el año pasado 1.000 kg de basura en un pequeño tramo.
Si te ves obligado a aliviarte entre albergues, sepárate una veintena de metros del camino, tapa las heces con una piedra o tierra y guarda el papel sucio en una bolsa de plástico para deshacerte de él en el siguiente pueblo.
Si eres fumador (de tabaco o de cualquier otra cosa) no lo hagas en lugares cerrados y pide permiso antes de hacerlo.
Viajarás solo o sola si tú quieres. Si deseas caminar en silencio pero te asusta quedarte solo, camina a cierta distancia de algún grupo siempre a la vista.
La solidaridad y no el euro es la moneda de cambio más apreciada entre los peregrinos.
No utilices los libros del peregrino de los alberguespara escribir chorradas o hacer dibujos soeces. Si no tienes nada interesante que decir no lo digas.
Respeta y disfruta del silencio.
Informa en los albergues de cualquier anomalía que detectes: vehículos en calzadas peatonales; señales rotas, etcétera.
Utiliza modelos de móvil con pilas. Es terrible ver los enchufes de los albergues ocupados por los cargadores. En algunos albergues ya lo tienen prohibido.
Reflexiona sobre la utilidad real de llevar el móvil conectado. Desconecta de la vida de siempre y disfruta plenamente del Camino. Puedes acordar con la familia la hora en que te pueden llamar.
Apaga siempre el teléfono móvil al acostarte.
Dormir
Los albergues son en muchos casos instalaciones muy austeras. Si quieres lujos tendrás que pagarlos.
La mayoría de los albergues del Camino no reciben subvenciones y necesitan tu donativo par mantenerse.
Antes de exigirles piensa que los hospitaleros son voluntarios.
No olvides llevar tapones para los oídos y un antifaz.
Si roncas o «respiras» fuerte, espera a que el resto esté dormido para echarte.
Deja preparada la mochila del día siguiente antes de acostarte. Así no molestarás más de lo necesario al resto de peregrinos por la mañana. Y por favor, no utilices bolsas de plástico de esas que hacen un ruido irritante al ser arrugadas.
En los albergues públicos está prohibido quedarse más de una noche salvo causa de fuerza mayor. Si te gusta un sitio seguro que puedes alojarte en algún lugar económico.
Si no encuentras sitio en un albergue y no puedes o no quieres alojarte en un hostal o pensión pregunta a los paisanos.
Una forma de dormir económica e íntima es una tienda de campaña. Los hospitaleros pueden indicarte donde montarla y los paisanos te pueden dejar hacerlo en su terreno.
Los caminantes tienen preferencia en los albergues frente a los ciclistas hasta las 20 horas.
Alimentación
El Camino puede ser entendido de muchas maneras pero nunca como una forma de adelgazar.
Durante el día no hagas comidas copiosas. En el camino pica algunos frutos secos y alimentos ligeros. Las barritas de cereales son estupendas para tapar los agujeros del estómago. No cenes demasiado tarde y al menos dos horas antes de acostarte.
En el Camino hay muchos lugares donde podrás comer por poco dinero.
Si decides hacerte tú la comida, piensa que no merece la pena transportar un infiernillo ya que muchos albergues tienen cocina de uso libre.
Si llevas un infiernillo de gas infórmate antes de si vas a encontrar cartuchos de esa marca.
A las seis de la mañana el estómago se niega a aceptar comida. Bebe un zumo, un té o un café con leche para arrancar, y en el primer pueblo que puedas o antes si lo llevas preparado, almuerza bien,
Compra al atardecer el pan o los alimentos que vas a necesitar en el desayuno del día siguiente. En el Camino las tiendas de comestibles no cierran ni los días de fiesta, pero por si acaso pregunta.
Siempre que puedas compra alimentos a los paisanos que los ofrezcan directamente de sus huertas.
Bebe agua y líquidos continuamente, aunque no tengas sed. Si la orina tiene un color más oscuro de lo normal es que te has deshidratado.
No es necesario que añadas «polvos» al agua, a no ser en los días muy calurosos. Si necesitas recuperar sales haz la siguiente mezcla: 1 litro de agua con el zumo de un limón o una naranja, unos 50 gramos de azúcar y un gramo de sal.
Lleva pastillas potabilizadoras por si te ves obligado a coger agua de manantiales y fuentes.
En bicicleta
Acércate despacio a los caminantes, y no dudes en echar el pie a tierra. No utilices silbatos ni otras señales acústicas para avisarlos de tu presencia.
De vez en cuando baja de la bicicleta y departe con los caminantes. Cada día es más necesario estrechar lazos ente ambas clases de peregrinos.
Utiliza alforjas o una mochila bien asentada en el transportín. No lleves riñoneras ni mochilas en la espalda.
Valora la rentabilidad de llevar pedales automáticos: con ellos se rinde más pero necesitarás llevar otras zapatillas. Además, las calas hacen mucho ruido sobre las losas de las iglesias.
Presta una especial atención cuando vayas por carreteras locales o comarcales. Son solitarias pero pasan coches. ¡No te confíes!
Evita pedalear durante el crepúsculo. El sol de poniente puede deslumbrar a los conductores que vienen por detrás.
Lleva un piloto luminoso rojo en la parte trasera y viste ropa de colores vivos, o mejor aún, un chaleco de los que se exigen a los conductores.
Si vas a empezar y a regresar desde una ciudad grande, el medio más cómodo (y no tan caro como se puede pensar) es alquilar un coche.
Renfe permite llevar bicicletas sólo en algunos trenes (infórmate en www.renfe.es o en el teléfono 902 340 202). Si vas a viajar en autobús entérate de si te permiten llevar la bicicleta y de que modo. Algunas empresas cobran el transporte de la bicicleta como exceso de equipaje; otras sólo las admiten si van en bolsas o empaquetadas.
La empresa Viagalicia de Santiago, transporta la bicicleta a cualquier punto de la península, Canarias y Baleares en 48 horas por 30 euros. Tel: 981 535 999; santiago@viagalicia.com.
Equipo
El equipaje que transportes dependerá mucho de la época en que recorras el Camino. Todas las guías enumeran el equipo básico.
El equipaje entra en una mochila de 50 litros. En ningún caso debe de superar los 10 kg de peso. Piensa que puedes comprar muchas cosas en los pueblos del Camino.
En casa haz y deshaz la mochila media docena de veces con lo que vas a llevar. Así te acostumbrarás a guardar las cosas siempre en el mismo orden y lugar.
No lleves cosas colgando fuera de la mochila. Puedes perderlas o engancharse con las ramas en los pasajes boscosos.
El cubremochilas impermeable es básico incluso en verano. Mejor si es de color amarillo o naranja para que te vean en los tramos de carretera.
Aunque lleves una mochila nueva y un cubremochilas, mete la ropa en bolsas de plástico.
La vara es uno de los símbolos del peregrino, pero posiblemente te sean más prácticos dos bastones telescópicos.
No estrenes botas o zapatillas en el Camino. La ropa mejor que sea usada. Tampoco estrenes calcetines y no te los compres de todo a cien.
Lleva unas sandalias con tiras sintéticas y con buena suela. Las puedes usar en la ducha, al final de la jornada e incluso caminar por tramos de buen firme.
Un paraguas plegable te aliviará del rigor del sol y de protegerá de la lluvia mejor que ninguna chaqueta super técnica (siempre que no haga viento).
Protégete del sol con una gorra con una visera grande y que cubra la nuca o un sombrero de paja de ala ancha (inmejorable).
Lleva unas gafas de sol con un nivel de protección tres, como mínimo.
Si utilizas pantalones cortos tu transpiración se evaporará mucho antes y tendrás que beber más. Además deberás protegerte con cremas solares (especialmente en las corvas: el sol te dará buena parte del día por detrás). Es preferible llevar unos pantalones largos finos. Esta sugerencia es válida para los brazos.
Lleva un saco de dormir ligero; en verano te bastará uno con una temperatura de confort de 10 grados centígrados.
Lleva siempre una colchoneta aislante (no inflable). Te servirá para sentarte, para echarte la siesta y para ponerla encima de camas de dudosa limpieza.
Incluye un bañador en tu equipaje.
Salud
No olvides llevar la tarjeta sanitaria.
El botiquín es imprescindible pero sin exagerar. Sólo hay que llevar lo necesario para hacer frente a un pequeño problema en medio del campo. Hay farmacias en muchos pueblos y en caso más grave habrá que recurrir a los centros de salud u hospitales.
En todas las regiones el número de emergencia es el 112.
Si eres alérgico a algún medicamento o si necesitas medicarte periódicamente lleva un documento que lo advierta.
Seguridad
En el camino to el mundo no es güeno. No dejes la mochila o la bicicleta sin vigilancia y lleva el grueso del dinero, la tarjeta de crédito y el DNI o pasaporte en una bolsa cinturón.
Lleva a mano sólo el dinero que tengas previsto utilizar en el día y no lleves mucho dinero encima. Abundan los cajeros automáticos. Lleva a mano el teléfono de la tarjeta por si la pierdes o «te la pierden».
Guarda la credencial del peregrino en una bolsa impermeable.
Al caminar por carretera hazlo por el arcén o margen izquierdo, en fila india y coloca en la mochila la linterna encendida enfocada hacia atrás. Evita en lo posible hacerlo al atardecer. Recomendamos llevar un chaleco como los que se exige a los conductores.
Miscelánea
Lleva un rollo de papel higiénico. En los albergues es muy solicitado por los que no lo llevan.
Un rollo de cinta americana te sacará de muchos apuros: un desgarro en la capa de lluvia, un vendaje de emergencia, etc.
Lleva media docena de pinzas para la ropa y un cordel de unos tres metros.
Estira los músculos de las piernas y de la espalda al final del día. No necesitarás más de cinco minutos.
Si vas a viajar con amigos poneos de acuerdo sobre los libros que vais a llevar; así no se agotará la lectura.
Un walkman, un diskman o una radio son buenos compañeros en las etapas más monótonas, pero siempre con auriculares.
Intenta que todos los aparatos electrónico que lleves (linterna, radio, teléfono, etc.) usen el mismo modelo de pilas.
Conviene que lleves una libreta donde anotar las impresiones y sensaciones que experimentas así como datos de interés.
Cada tres etapas largas haz una corta . Aprovéchala para lavar la ropa y descansar.
Acostúmbrate a madrugar. En verano la jornada comienza antes de que salga el sol (el despertador a las 5h 30 min. de la mañana) para utilizar las horas más frescas para caminar. Con un poco de disciplina puedes estar en el fin de etapa a las dos de la tarde como mucho.
Evita caminar en plena solanera. Es preferible hacer un alto que morir en el intento de llegar a la meta (hemos visto a caminantes que perseguían el agua de unos aspersores en plena Castilla en septiembre).
No existe una regla general en los albergues para admitir a los animales de compañía, depende mucho del hospitalero. Desde luego, en temporada alta no cuentes con meterlo dentro.
Si decides llevar a tu perro llévalo atado y con bozal. No sobra que el veterinario le haga un reconocimiento médico.
Antes de hacer una consumición en un bar o restaurante pregunta el precio. Evitarás sorpresas desagradables. Esto es especialmente recomendable con los llamados menús de peregrinos.
Los planos de algunas guías no están a escala y te pueden confundir. Confía más en el rutómetro.
Si te han aparecido ampollas en la planta de los pies pon un salva slip como plantilla. Los modelos con «alas» se sujetan mejor.
Sal del Camino para visitar un lugar interesante. Si no lo haces tarde o temprano te arrepentirás.
La credencial
La credencial es el carnet de peregrino. Se entrega personalmente a los que van a Santiago a pie, en bicicleta o a caballo y se puede conseguir donde se comienza el Camino, en las Asociaciones de Amigos del Camino y en parroquias. Sólo se precisa el DNI.
La credencial es gratuita aunque en algunos lugares te solicitan una reducida cantidad simbólica que nunca debe superar los 25 céntimos de euro.
La credencial permite acceder a los albergues pero no te garantiza una cama.
Con un sello al día en la credencial basta para justificar nuestra peregrinación.
Si quieres obtener la Compostela y no eres creyente alega sencillamente motivos espirituales.